Capítulo 3
La hiperactividad del principiante
Pero no anticipemos acontecimientos,
aún quedan unos pocos años de “precariedad”. Curiosamente, en
esta corta, que entonces me pareció muy larga, época de contratos
temporales encadenados fue donde mi vocación enfermera y mi
conciencia profesional se fueron asentando. Ya te dije que al
principio, a mí la enfermería, bien pero ni fu ni fa: unos estudios
cómodos, un trabajo estable y para toda la vida, unas áreas de
trabajo con un fuerte perfil femenino y una profesión en la que
estaba todo por crear. Porque, de alguna forma, siempre creí que la
Enfermería tenía mucho futuro; no sé muy bien por qué pero así
lo creía entonces. Y aún lo sigo creyendo, aunque ahora con menos
pasión y más raciocinio.
Pasé
por todo tipo de unidades: consultas ambulatorias, radiología,
pediatría, intensivos, infecciosos... Estuve
meses inyectando contrastes en medicina
nuclear y hemodinámica,
poniendo yesos en consultas de trauma, pastoreando
-hoy se llama triage y
se discute si las enfermeras están preparadas para ello, jeje-
en urgencias... hasta que recalé en Hemodiálisis. Estuve ahí uno,
dos, tres años... y este acabó siendo el lugar en el que mi
vocación enfermera afloró de manera definitiva. Para
que no te queden dudas, yo me
hice enfermera de verdad
en hemodiálisis.
Además,
todo hay que decirlo, me liberé después de cuatro años de los
fastidiosos turnos de noche, aunque no, claro, del trabajo en
festivos: la insuficiencia renal no conoce festivos ni moscosos.
“Moscosos” que, por cierto, acababan de ser creados por el
ministro Javier Moscoso el 21 de diciembre de 1983. Toma Wikipedia...
Pensando
ahora en aquellos tiempos, de dónde demonios sacaríamos las
enfermeras la absurda, aunque gozosa, idea de que las Direcciones de
Enfermería recién creadas iban a ser nuestras aliadas
incondicionales frente al poder médico en los hospitales... El
Insalud,
que era nuestra empresa,
estaba tratando de transformar la cultura de los centros y el
personal sanitario a través de lo que se llamaba Nuevo Modelo de
Gestión. Y no concibieron
las direcciones de enfermería
como un eslabón en el proceso de emancipación enfermera, sino como
un órgano a través del cual vehicular la cadena de mando de manera
más eficaz.
Mañana te cuento mi experiencia con nuestra flamante "Directora de Enfermería".
[Próxima entrega: "El demoronamiento de un sueño (1)"]
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