miércoles, 10 de agosto de 2016

Lectura de verano: Historia de una enfermera (XXXII)

Capítulo XI
Restos del naufragio (4)
(Si no leyó la entrega anterior pinche aquí. Luego le traemos de vuelta)



El tiempo me ha dado la razón, y la decisión que me obligaron a tomar hace que en mi fuero interno, a ratos me sienta orgullosa de ser tan necia. Sin embargo, no escuché agradecimiento alguno. Nunca hubo cena de despedida, ni frases de adiós, ni más adelante, al reencontrarme con algunas de esas personas que creí parte de mi equipo, recuerdo alguno al período que pasé allí.
Ahora son conocidas, amigas incluso algunas, pero esos años han quedado como una nebulosa, se quejan entre dientes por lo que tienen ahora, pero no demasiado alto, sabedoras de cuál es mi contestación, algo abrupta para dejarla escrita, por lo que no suelen contarme nada cuando nos reencontramos. Y si se trata de algún directivo (más bien, exdirectivo), pasa de puntillas a mi lado, como si nunca hubiese compartido despacho con ellos... y el caso es que es cierto, mi despacho estaba al lado de mi equipo de compañeras.
Si me preguntas qué volvería a hacer, te contestaría que volvería a decir que sí, que volvería a ser supervisora, que lo que me llevé de allí es la mejor escuela de gestión por la que se puede haber pasado en la vida. Que se me abrió la puerta a un mundo desconocido en el que he ido creciendo profesional y formativamente.
Pero si me preguntas qué no haría otra vez, Juan, te contestaría que intentaría mantener un poco la distancia; tratar de entender pero sin posicionarme; escuchar pero sin querer complacer; ponerme una coraza para no recibir los golpes; nunca dar una orden o noticia sin tener la plena seguridad de lo que hago; tener siempre información, a ser posible escrita; hacer caso de los buenos consejos, como el que me dieron a los pocos meses de llegar al servicio: “Créete que eres la jefa, si no te lo crees tú la primera, nadie más te va a tomar en serio”.
No lo digo por decir… Cuando, algunos años después, tuve la oportunidad de asumir un reto de gestión de mucha mayor enjundia, créeme que recordé bien estas palabras que entonces pensé y ahora te acabo de escribir.

Próxima entrega: "Fly me to the Moon" (1)


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